Volverá en primavera

Pajarito en una ventana
29 de Octubre de 2015

7.30 horas. Aún es de noche. El sol se vuelve perezoso en esta época del año y no le gusta madrugar. No le culpo, pues a mí me ocurre lo mismo. Hace un buen rato que estoy despierta, acurrucada entre las sábanas esperando la visita de alguien que suele ser muy puntual y hoy se está retrasando. Comienzo a impacientarme por la tardanza hasta que no queda más remedio que aceptar la realidad, entonces me doy cuenta que ha llegado el día de su partida, que hoy ya no vendrá. Sé de antemano que esto sucede cada año, pero una vez más me resisto a ello. Me he acostumbrado a su visita, me voy a dormir cada noche sabiendo que al día siguiente me despertará para darme los buenos días, por eso me resisto a creer que a partir de mañana no volverá. Acaba de irse y ya empiezo a echarle de menos, no puedo evitar sentir un vacío ante su ausencia.

Siempre que el tiempo lo permite me gusta dormir con la ventana abierta, lo que me facilitó el poder escuchar a tan singular personaje. Apareció por primera vez un día cualquiera del mes de marzo. Aquella mañana me desperté sorprendida, pero en seguida me di cuenta quien había sido el causante de poner fin a mis sueños. Un pequeño Pavarotti que confiado se puso a cantar en el poyete de la ventana de mi dormitorio. No fueron unos trinos sin más, no señor, aquello fue un concierto en toda regla. Me quedé quieta para no asustarle y disfruté de aquel recital en exclusiva como nunca me hubiera imaginado. Era tal su manera de cantar, su entrega en cada nota que llegó a ponerme el vello de punta. Cuando estimó oportuno y dio por concluido su recital, levantó el vuelo y desapareció del mismo modo que había llegado a mi ventana, sigilosamente y sin pedir permiso.

Me quedé paralizada, no podía reaccionar, no lograba entender lo que sentía. Aparentemente sólo había sido el canto de un pájaro, ¿o no?. Algo en mi interior susurraba con fuerza que era algo más. Durante todo el día no paré de darle vueltas, de pensar en él y cada vez que lo hacía volvía a sentir aquella sensación extraña y a la vez maravillosa que no podía explicar.

La noche me sorprendió preguntándome a mi misma si al día siguiente volvería o todo había sido fruto de una casualidad. Con esa incertidumbre, con esa duda me quedé dormida.

A la mañana siguiente antes de amanecer, algo me despertó. ¡¡Era él!!. ¡¡Había vuelto!!. Dios, ¡¡no me lo podía creer!!. Deseaba saltar de la cama y correr a la ventana para verle, pero me quedé quieta, embelesada, disfrutando de nuevo de aquel "regalazo". Le escuché atentamente, me dejé acariciar por aquella melodía y en lo más profundo de mi ser volví a sentir aquella sensación que ahora ya, me envolvía por completo.

De repente comprendí, y al hacerlo me inundó una sensación de paz y bienestar como pocas veces he sentido. Lloré largo rato en silencio, lloré lágrimas de felicidad.

Al día siguiente volvió y continuó viniendo día tras día toda la primavera, todo el verano y hasta bien entrado el otoño. De este modo comenzamos una relación que dura ya más de cuatro años. Llega siempre en primavera y a partir de ese momento no falta a su cita ni un solo día, siempre puntual antes del amanecer. Nunca nos hemos visto, ahora entiendo que no es necesario. Ambos sabemos que existe una conexión especial entre nosotros, sabe que le escucho con los cinco sentidos, que le espero impaciente cada nuevo amanecer. Él sabe que yo sé, por eso vuelve.

Mientras tanto, la vida sigue su ritmo trayendo de la mano el otoño y de repente sin ningún tipo de explicación, me abandona. Las despedidas siempre son tristes, quizá por eso no se despide, simplemente levanta el vuelo una mañana como la de hoy y ya no aparece. No sé si lo sabrá, pero me parte el alma.

Y aquí me deja, todo un invierno, esperando y echándole de menos. No hay un solo día que no piense en él y siempre lo hago con todo el amor que soy capaz de sentir. Confío en que allá donde esté sea feliz y confío, sobre todo, en volver a encontrarnos la próxima primavera y esperar de nuevo juntos, la luz del amanecer.

Alguien como tú.

 

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